La noche del 14 de junio de 2025, exactamente a las 7:47 de la tarde, lo que parecía ser una entrevista común entre Omar García Harfuch y Teo González se convirtió en un terremoto político para México.
Frente a las cámaras, Harfuch colocó sobre la mesa un expediente de 347 páginas, marcado como desclasificado.
En cuestión de minutos, pronunció palabras que derrumbaron silencios cuidadosamente construidos en los pasillos más protegidos del Estado.
Ese instante abrió la puerta a una pregunta que ahora resuena en todo el país: ¿por qué AMLO salió realmente de México?

Harfuch afirmó que solo revelaba la verdad después de recibir la autorización del presidente en funciones, porque “ha llegado el momento de que México conozca lo que realmente ocurrió”.
Y lo que se reveló fue devastador: la salida de AMLO no fue voluntaria ni un retiro tranquilo, sino el resultado de una operación de inteligencia diseñada para obligarlo a abandonar el país sin posibilidad de resistencia.
La operación llevaba un nombre tan inusual como su propósito: “Operación Salida Suave”, un procedimiento sin precedentes en la historia política mexicana.
Durante al menos dos años antes de dejar el cargo, AMLO habría colaborado en secreto con el gobierno de Venezuela para transferir grandes cantidades de recursos públicos mexicanos a organizaciones bajo control del régimen de Maduro.

Según Harfuch, en marzo de 2023 el CNI, la Secretaría de la Defensa y su propia área de inteligencia detectaron irregularidades que apuntaban a un plan sistemático.
Bajo el nombre “Proyecto Resiliencia”, millones de pesos provenientes de programas sociales, infraestructura y fondos discrecionales de la presidencia fueron desviados al extranjero.
Entre enero de 2021 y agosto de 2024, se registraron 47 transferencias, que en conjunto alcanzaron casi 90 mil millones de pesos.
Pero la revelación más impactante vino con la explicación: AMLO creía firmemente que sería procesado judicialmente tras dejar el cargo y buscaba crear un “fondo refugio” en Venezuela, un país sin tratado de extradición con México.

El expediente incluye una grabación del 12 de junio de 2023 donde AMLO le asegura a Nicolás Maduro que el dinero es “una garantía de protección mutua”. Es la prueba directa de que un presidente en funciones movía recursos nacionales hacia un refugio extranjero.
Ante la magnitud del hallazgo, los mandos de seguridad decidieron que hacer pública la información durante el sexenio detonaría una crisis constitucional.
Nació así la Operación Salida Suave. Su primera fase consistió en ejercer presión mediante filtraciones de escándalos menores para hacerle creer a AMLO que el país sería hostil tras su salida.
La segunda fase introdujo señales indirectas de que abandonar México sería la opción “más segura” para él y para su legado.

En noviembre de 2024, al descubrir que estaba siendo vigilado, AMLO intentó reaccionar. La tensión obligó al presidente electo a reunirse con él el 23 de noviembre para revelarle parcialmente la verdad y convencerlo de retirarse “con dignidad”.
La reunión fue tensa y llena de dudas, pero finalmente AMLO aceptó. Para impedir que huyera a Venezuela, México, con apoyo de Estados Unidos, presionó diplomáticamente al régimen de Maduro hasta que este retiró su oferta de asilo.
El 12 de diciembre de 2024, AMLO salió de México en un avión privado rumbo a Managua, Nicaragua. Así comenzó su vida en el exilio.
Sin embargo, apenas siete meses después, cuando anunció su intención de regresar al país en agosto de 2025 para liderar un nuevo movimiento político, el gobierno decidió actuar. Harfuch explicó que “era el único modo de proteger la verdad histórica”.

La respuesta pública fue contundente: 72 por ciento de la población creyó su testimonio. En julio de 2025, la Fiscalía General de la República emitió una orden de aprehensión en su contra. De expresidente influyente pasó a fugitivo internacional.
Pero la historia dio un giro inesperado. En junio de 2028, AMLO ofreció colaborar a cambio de garantías de no extradición.
Sus declaraciones revelaron algo aún más grave: además de Venezuela, había desviado decenas de miles de millones de pesos hacia Panamá y las Islas Caimán.
El monto total malversado ascendió a 123 mil millones de pesos. Esa información permitió recuperar 108 mil millones.
Durante su testimonio, AMLO confesó que incluso consideró declarar un estado de emergencia en octubre de 2024 para extender su mandato, una acción que habría sumido al país en una crisis institucional.

Fueron los altos mandos militares quienes se negaron a apoyar tal decisión, evitando que México entrara en una espiral peligrosa.
Lo que Harfuch reveló no fue solo un caso monumental de corrupción, sino un dilema moral que atravesó a todo el aparato estatal.
Reconoció que la Operación Salida Suave podía interpretarse como “controvertida desde el punto de vista constitucional”, pero sostuvo que fue la única manera de proteger al país de un colapso político.
El legado político de AMLO, alguna vez símbolo de cercanía con el pueblo, se derrumbó bajo el peso de sus propias decisiones.
Sus últimos años transcurren en el exilio en Nicaragua, marcado por la imagen de un líder que perdió sus ideales, cayó en la paranoia y traicionó la confianza de millones de mexicanos.
Hoy, con los documentos desclasificados, la verdad queda al desnudo. La salida de AMLO no fue un retiro voluntario, sino una huida estratégica ante las consecuencias de uno de los mayores desfalcos financieros en la historia moderna de México. Una verdad dura, pero necesaria, para que el país no vuelva a caer en la misma sombra.